
Riqueza, Distribución, Comunicación, Proyecto, Historia, Iglesia, Pobreza, Latinoamérica, Pueblos, País

Destino Chapadmalal
Lugar y fecha
Referentes
La elección de la sede trae en la práctica algunas cuestiones a tener en cuenta de una manera diferente a otros años, por exigencia y control de la administración del Complejo Turístico. Entre otras cosas, necesitamos articular mejor todo el proceso de inscripción con los referentes de cada delegación y en particular adelantar la fecha de cierre de inscripción. Para ello, en esta segunda mitad del año pediremos un esfuerzo adicional a los referentes y que quienes quieran participar y no conozcan a los referentes de la zona se pongan en contacto cuanto antes con la secretaría del SFT. El objetivo es garantizar que la mayor cantidad de personas posible pueda participar y disfrutar el Seminario.
Precio de inscripción
Participantes que viajen desde:
- Más de 1000 kilómetros: $ 110
- Menos de 1000 kilómetros: $130
Una pregunta pendiente
Hacia el 24 SFT
Aún nos sigue llegando el eco de la pregunta que surgió como clamor común en “La Juntada” del último Seminario en Santiago del Estero: “¿Cómo?”. Sin dudas, una pregunta peligrosa que exige una respuesta inédita y creativa. Una pregunta que nos exige fidelidad a la realidad, conciencia histórica y una mirada teológica a los caminos transitados como pueblo(s) hasta el día de hoy.
Ezequiel Silva
El 2010, año del publicitado “bicentenario”, se nos presenta como un horizonte simbólico, que ciertamente puede ser diabólico.
Al hablar de horizonte simbólico nos referimos a un horizonte común donde puedan conjugarse todos los anhelos populares de felicidad, fiesta y plenitud. La palabra símbolo, desde su origen griego, nos remite a aquello que une, que pone en referencia dos realidad diversas pero que en el símbolo se hacen comunes y se reclaman la una a la otra.
El símbolo une, pero no homogeiniza. Diabólico, en cambio, viene –en su origen griego- de separar o dividir en dos.
Los sucesos vividos como pueblo en los últimos tiempos nos plantean muchas preguntas: de cara a lo sucedido durante el conflicto campo-gobierno. ¿Será el 2010 un horizonte simbólico, que pueda conjugar nuestras esperanzas y proyectos de país, fundamentalmente de los sectores olvidados, o se está gestando un escenario diabólico?; ¿durante los días del conflicto no hubo discursos que verbalizaban proyectos de país que tendían a una división (diabólica) antifraterna?
Sabemos que las simplificaciones que escuchamos y vimos durante aquellos días no se corresponden totalmente con la realidad y que debemos complejizar el escenario ante el trayecto histórico de nuestro pueblo. El debate público que captó masivamente la mirada de la opinión pública, que esconde la pregunta por nuestros proyectos históricos como pueblo(s), merece ampliarse.
Surgen entonces las preguntas con la mirada puesta en el 2010, ¿no será necesario recuperar los diversos relatos y proyectos históricos que se enraízan en el suelo de nuestro país?, ¿no habrá que habilitar las voces silenciadas, los rostros encubiertos? Hay una pluralidad de proyectos históricos, de pueblos, de culturas que reclaman su participación en la definición de la nación que queremos ser. ¿Vamos a escuchar sólo a las voces más potentes? ¿Nos animaremos, inspirados por una lectura teológica de la historia, a mirar el reverso de ella? Son muchos los pueblos que han sido sujetos dinamizadores de cultura, esperanza y vida en nuestra tierra. Tal vez, sea deber de reparación histórica habilitar, contra todo intento de sofocar, la voz de los pueblos de una vez por todas.
La visibilidad de los proyectos históricos muchas veces ha sido –y es- en gran parte correlativa a su participación en la riqueza, en los bienes de la tierra y sus frutos. Si hay algo que debemos agradecerle al conflicto es el haber llevado por primera vez a debate público y masivo, desde el retorno de la democracia en el 83´ a nuestros días, la cuestión de la distribución de la riqueza. Otra cosa que debemos agradecer es que cada actor se mostró no como dice ser, sino como es: el gobierno, “el campo”, la Iglesia... Los conflictos tienen esas virtualidades.
La vida de nuestros pueblos reclama una mayor distribución de la riqueza. De otro modo su participación en el debate por el país que queremos será desigual. Se trata de una cuestión pendiente e impostergable tanto desde una perspectiva socio-política como histórico-teológica.
Nuestro país conserva las heridas provocadas por un proyecto depredatorio de acumulación que ha tiranizado otros proyectos históricos, sobre todo los de los pobres y de los pueblos originarios.
Nuevas preguntas
Para seguir respondiendo el “cómo” nos debemos más preguntas:
- ¿Qué papel juegan los medios masivos en la reproducción y legitimación de ese proyecto neoliberal de acumulación que pretendía que la vida de los pueblos sería fruto del “derrame” o “desborde” de la riqueza impúdicamente acumulada?
- ¿Qué tipo de comunicación ha sostenido la injusticia estructural?
- ¿De qué modo se han involucrado los movimientos sociales?
- ¿Qué simbólica ha oprimido y reprimido la creatividad de los pueblos en la reproducción de su vida y en el acceso a los bienes de la tierra?
- ¿Qué papel han tenido las Iglesias en ello?
- ¿Es posible una simbólica cristiana que se nutra de la praxis del Jesús histórico para suscitar dinamismos inclusivos que involucren a la diversidad de los pueblos en la gestación de un proyecto común?
- ¿Qué teología será necesaria para la distribución de la riqueza, para la participación plena en la vida material, presupuesto indispensable para el desarrollo espiritual y ámbito primario de su realización?
La pregunta por el “cómo” no puede responderse inercial o automáticamente. Debe responderse real e históricamente. Esto es lo que queremos intentar encuadrar en el próximo SFT.
Avanzando en la rumia y la reflexión, queremos que el Seminario de Mar del Plata nos ayude a seguir respondiendo a la pregunta que cobró forma en Santiago: ¿cómo podemos conjugar pueblos, distribución, proyectos históricos y vida? Una pregunta que probablemente no respondamos completamente pero que seguro profundizaremos y nos animará en el camino.